Siempre he sentido una atracción especial para los no-lugares, esos espacios urbanos indeterminados que se han quedado fuera de la planificación municipal o industrial y dejados a su destino, ignorados y hasta despreciados por la mayoría de la gente bien. Navegando por la world wide web he descubierto un ensayo, escrito por Jim Brogden en la revista Color:Design & Creativity, con el título "Intimidad forense: una exploración digital del ‘no-lugar’", del que traduzco a continuación algunos fragmentos que, a pesar de su lenguaje académico, me parecen sumamente interesantes y dignos a contemplar. El texto va acompañado de fotos del mismo Brogden, quien, además de sus elucubraciones sociales, políticas y antropológicas, se aventura en una propuesta netamente fotográfica.
Definición del no-lugar
“Cómo definimos un ‘no-lugar’? Uno podría considerarlos como espacios liminales. Según Heidegger, la experiencia liminal podría ser descrita como un espacio entre dos mundos; un terreno potencial que une y a la vez separa dos mundos...
Sugiero aquí que el ‘no-lugar’ es un territorio familiar, pero paradójicamente, es visto como una parte anónima de la cultura: localidades que son reconocidas en relación a su iconografía de abandono. Son lugares que la mayoría de la gente normalmente evita, espacios rotos, zonas urbanas ‘exiliados’, tierras-de-nadie contemporáneas, localizados muchas veces entre áreas industrials abandonadas, aislados por el desarrollo de infraestructura moderna, sitios olvidados a punto de ser recuperados, regenerados, o borrados culturalmente.
Se encuentran estos lugares de intersticio cerca de zonas prohibidas dentro del ambiente urbano, donde el acceso y la propiedad son muchas veces ambiguous o están en disputa. Al caminar por estos no-lugares uno tiene la sensación de que son localidades temporales que han sido creados a través de un proceso vicario de renovación urbana. Yo diría que estos no-lugares actúan como palimpsestos potenciales para una comunidad urbana cada vez más desplazada y enajenada, conmemorando en nuevas formas su paso y proveyendo hasta cierto punto evidencia ‘forense’ sobre los desequilibrios percibidos…
El status del no-lugar, diría yo, está en su marcado contraste con las nociones culturales más aceptadas asociados con ‘parque’ y ‘campo’. Se podría afirmar que la mayoría de la población hace caso omiso a los no-lugares. Son mayormente vistos como zonas neutrales – zonas que tienen que tolerarse en el viaje al destino “verdadero”, salvo, claro está, que seas un indigente, en cuyo caso estos lugares podrían ofrecer un refugio temporal.
Para dar una definición más espontánea del no-lugar, uno no esperaría encontrar ahí actividades recreacionales….y no hay ahí familias haciendo pic nic. Antes bien, uno se ve confrontado con la evidencia antropólogica de un agente humano asilvestrado y desencantado, donde uno reconoce que el embrollo contemporáneo del no-lugar no está exento de problemas sociales asociados con uso de drogas, vertedero ilegal de desmonte y escombros, desmantelamiento de carros robados, refugio temporal de desposeídos, drogadictos, ladrones etc."
"Para anticipar ciertas dudas sobre el valor de confrontarse con el no-lugar, yo diría que el no-lugar podría ser visto en Occidente (especialmente en el Reino Unido) como una recurso cultural y ecológico emergente. Pues, más allá de de su potencial más utilitario como un terreno baldío y latente para ser urbanizado, está la posibilidad de comprometer al habitante urbano a una experiencia menos convencional del paisaje, una experiencia que subvierte las expectativas del jradín público o del parque. Esta ausencia de una ‘estética’ de diseño municipal dentro del no-lugar podría despertar en la gente (especialmente en niños) el deseo de sacarle sentido de un espacio urbano menos prescriptivo..."
Infancia y no-lugares
"En este punto es útil relazar brevemente la relación entre niños y no-lugares.
Cuando enseñé las fotos a una serie de audiencias, el primer impulso fue declarar que estos lugares les recordaban a los sitios donde jugaban de niños. Las fotos evocaban inmediatamente recuerdos y sueños de infancia – de aventuras únicas en lugares precisamente como estos a los que aquí nos referimos como no-lugares…
Se podría argumentar que estas incursions infantiles a estos lugares hicieron una contribución valiosa al desarrollo infantile – la posibilidad del juego creativo arriesgado que, en la mayoría de los casos era libre de supervision parental. Más importante aún, yo sugeriría que estos lugares proporcionaron la oportunidad de interactuar con una serie de materials desechados: de crear juegos idiosincráticos libres de las señalizaciones impuestas por la municipalidad fuera del no-lugar. "
El “nuevo paisaje”
"En una era en la que la agenda principal está centrada en temas de medio ambiente globales, como el cambio climático, el potencial de esos no-lugares indeterminados de contribuir a un debate más amplio, ha sido tal vez eclipsado por sus localizaciones aparentemente banales y su escala relativamente pequeña. Sin embargo, si estos no-lugares fragmentados (en los que incluyo terraplenes de autopistas y glorietas, etc.) se juntaran en una sola área, estimo que podría rivalizar con cualquier parque nacional del Reino Unido. Es más, se mostraría que este parque-no-lugar posee una mayor biodiversidad que los parques nacionales.
Sostengo que estos no-lugares tan dispares están emergiendo como el ‘nuevo paisaje’, un Nuevo paisaje que requiere una administración sensible para retener sus cualidades esenciales.
Para comprobar que los no-lugares no son párramos inútiles y feos, basta el ejemplo de Canvey Island, donde el ex terreno de la compañía de petróleo Occidental se ha convertido en un oasis en medio de un paisaje de refinerías de petróleo, viviendas nuevas, gigantescas glorietas y drive-through Mc Donald’s. El terreno, trazado con pistas de concreto y alumbrado público, ha estado abandonado 30 años – y ya alberga por lo menos 1,300 especies, incluyendo 30 especies en peligro de extinción. No por gusto, el ex-terreno de Occidental es llamado el Bosque Tropical de Inglaterra…"
La representación digital
….Parece apropiado que en esta era de rápida mediatización digital de la cultura global se escoja el medio de la fotografía digital para revelar la iconografía estratificada y compleja del no-lugar a full color…
En mi caso, el uso de la fotografía full color se da en un intento deliberado de rechazar la valorización cultural de la fotografía en blanco y negro, y la obsession con su calidad de impresión y la exclusividad de su edición limitada, a favor de la más ubicua imagen digital. Pero, más importante, desde mi punto de vista, es el hecho de que, siendo las imágenes de color (en vez de blanco y negro), son liberadas de las ‘acusaciones’ de sentimentalidad y nostalgia y se enfatiza la naturaleza contemporánea del lugar...
"Hay bastante evidencia entre ciertos sectores del arte contemporáneo de un interés renovado en lugares que no se conforman con la plantilla convencional de belleza y espectacularidad paisajística. Lo que aparentemente conecta a estas representaciones más recientes es, quizás, un interés común en el potencial revelador de lugar y memoria en relación con la búsqueda de identidad.
En Estados Unidos hay varios fotógrafos prominentes que se han comprometido con el paisaje del no-lugar. Uno de los proyectos más memorables fue creado en el 2000 por Joel Sternfield quien, a través de su documentación estacional de la abandonada High Line en Nueva York – una vía férrea comercial de 22.5 kilómetros de largo (algo así como nuestro tren eléctrico) – cuestiona las nociones de belleza y la función en relación con el legado de obsolencia industrial. En el catálago de la galleria, Adam Gopnik describe la restauración natural que ha tenido lugar dentro de esta area en medio de Manhattan.
Por ahora, la High Line no se ha convertido en un pedregal sino en tierra fértil: hierbas y gramíneas y flores de muchas especies y hasta pequeños arbolitos brotan del lecho entre las rieles…"
Conclusión
"...Como sugieren estas fotografías, el no-lugar puede ser comprometido con un ‘paisaje nuevo’ emergente, sin dieseño aparente, pero como un lugar que es más y más valorado por su biodiversidad paradójica. Y finalmente, quizás lugares como esos tengan el potencial de abrirnos una brecha entre la homogenización creciente hacia un lugar más heterogéneo. "