19.7.07

El alboroto alrededor de la creatividad


¿Qué significa creatividad? Si uno busca la palabra en diccionarios, encontrará mil definiciones. En el ámbito de la crítica del arte representa el máximo elogio. A los artistas les encanta hablar de la creatividad – del “proceso creativo”, de la “fuerza creativa”, del “genio creativo”, de la “libertad creativa”, etc. Pero en ningún otro género se hace tanto alboroto alrededor de la creatividad como en la fotografía. Parece que agarrar una cámara y apretar el disparador es un acto demasiado simple y fácil como para considerarlo creativo. Mientras que en la pintura, por ejemplo, mezclar colores en la paleta ya es definido como un “proceso creativo”. Entonces, ¿dónde empieza el fotógrafo a ser creativo? Es antes de apretar el disparador, al establecer la distancia, el ángulo etc.? ¿Es después, en el laboratorio, o al editarla en la computadora? Sea cual fuere la respuesta a esta pregunta, permanece el misterio. En la opinión común, la creatividad es asociada con una actividad mental, emocional o espiritual y aún física excepcional, combinada con talento, intuición, imaginación, habilidad y destreza. La creatividad, al menos así me suena casi siempre, cuesta mucho trabajo. “Cuanto más loco, más creativo”, parece ser el lema. Pero, ¿es toda esta chamba un criterio para una buena foto? ¿Acaso son las mejores fotos el resultado de un “proceso creativo”? Supongamos que alguien está caminando con una cámara por una calle. De repente, por ninguna razón obvia, sin ninguna previa reflexión o deseo, algo le atrae el ojo. El o ella saca la cámara, apunta y dispara. Ver, sacar la cámara, apuntar y disparar sucede en un solo movimiento, es una sola acción. Y – voilá – ahí está, este momento absolutamente único, capturado en la película o la tarjeta de memoria –la foto que luego, tal vez, capturará al público alrededor del mundo. Desde luego, repito, diciendo esto no niego el conocimiento técnico, ni el talento o la imaginación de un fotógrafo. Pero la excelencia de una fotografía no depende de estas cosas. A los fotógrafos profesionales no les gustará esto, pero sostengo que detrás de una foto verdaderamente original está precisamente la ausencia de una entidad llamada “fotógrafo” y, por ello, de un “proceso creativo”. 
















Nota: las fotos que acompañan este texto no están pensadas como ejemplos de creatividad u originalidad, sino como asociaciones que han de ilustrar el feeling.

7.7.07

una fenomenología de la melancolía


Creo que ya es una redundancia decir que Lima es una ciudad melancólica. Como con el huevo y la gallina, no se sabe qué fue primero, la melancolía o Lima. En verano, la melancolía pasa piola. Pero en invierno nada ni nadie se le escapa. Todo, edificios, casas, jardines, parques, avenidas, calles, carros, perros, gatos, árboles, más los 10 millones de habitantes que somos y los miles de turistas, perdidos en los lugares supuestamente notables de la incomprensible urbe, y toda la basura que generamos, todo se amalgama indiferentemente en una especia de gran sopa, hecha de una variedad de grises. La neblina cubre y envuelve todo con su manto gris. La neblina gris pesa sobre nuestras cabezas grises y oprime nuestras almas grises. La melancolía se esparce lentamente, dejando sus trazos, estrías, rajaduras, perforaciones y pinceladas negras por las calles, en paredes, postes, plantas, troncos, veredas, bancos y rostros, en cuanta superficie encuentre a su paso. Por donde uno pasa, camina, mira, están escritos y plasmados los signos de la melancolía.





















2.7.07

punto ciego




















Es invierno en Lima, un invierno especialmente crudo, con las temperaturas más bajas registrados en los últimos años. El cielo se muestra indiferentemente encapotado, de un gris denso, oscuro, que lo absorbe todo. Es decir, las condicones no podrían ser más contrarias para la fotografía. Aún así y con este prurito que no cesa, tomé el reto de llevar la camarita a una vuelta por mi barrio que, para colmo es un barrio aburrido y nada pintoresco y, a falta de objetivos que llamen la atención, concentrarme en aquellos aspectos de las calles que generalmente pasan desapercibidos.