“Creo que lo que hace un buen fotógrafo es que esté dispuesto a explorar lo que realmente quiere explorar. Si realmente quieres fotografiar gatitos peludos, solo hazlo. It’s okay”. Así dice Alec Soth, fotógrafo impulsado a la fama internacional con la serie "Sleeping by the Mississippi", manteniendo la atención y admiración del público con sus siguientes series, ya sea por contrato, para revistas o considerados como fine art. Soth es profesor de fotografía en la Universidad y miembro de la prestigiosa revista Magnum. Ha ganado sustanciosos premios y los galeristas y museos se pelean por él. Hasta aquí, nada indica de que Alec Soth debiera entusiasmarme. Y, sin embargo, la fotografía de este todavía joven gringo de Minnesota con cara de scout
tiene ese algo que es imposible de describir, de la misma manera como es imposible describir lo que hace bailable una música. It goes under your skin. En el caso de "Sleeping by the Mississippi" me atrajo irremediablemente la infinita melancolía. Aquí van algunas fotos escogidas:
Pero la serie que más resuena conmigo es “Dog days, Bogotá”, porque me es tan cercana. Conozco estos ambientes, estos personajes, estos perros callejeros, estos rincones orinados…
El formato favorito de Soth es 8x10, o sea el gran formato y usa una cámara hecha por R.H. Phillips and Sons,
que son pues unas cosotas exclusivas de reminiscencia novecentesca. Pero es precisamente gracias a la alta resolución de sus negativos que las impresiones obtienen una nitidez que ciertamente es parte de “ese algo” que hacen que sus fotos te calen los huesos. Dice: "Me enamoré del proceso de tomar fotografías, de pasear y dar vueltas y encontrar cosas. Para mí es como una especie de performance, y las imágenes son un documento de esa performance".
También en sus retratos, Soth recurre a la clásica forma de hacer posar a los retratados, sin importar, dónde se encuentren y siempre con un gran compromiso que va mucho más allá de la estética. A veces pide a sus personajes que escriban alguna frase en un papelito, sobre sus sueños, por ejemplo, como en su serie “Sleeping by the Mississippi” pedacitos de papel que luego fotografía e incluye en la serie, dándole una dimensión extrapolar.
Siendo un gran viajero, Soth se va de un extremo a otro. Cuando viajó a las Cataratas del Niágara, (NIAGARA) no imaginó que su urgencia de explorar le conllevaría tantos problemas y penas. Viajó en cinco oportunidades a aquel lugar de atracción turística, donde van especialmente los novios y recién casados, y donde, como esperaba, estaría “la gran pasión, como las cataratas”. Y cuenta que con cada oportunidad su ánimo y sus fotos se iban haciendo más oscuros y deprimentes. También cuenta, como detalle curioso (y muy de lo contrario a lo que le sucedió en Mississippi), que aún más difícil que fotografiar gente, fue fotografiar propiedades, es decir immuebles, casas, carros, todas esas cosas a las que la gente le atribuye tanto valor.
Otra razón para querer a Alec Soth es su
blog, al que, muy a mi pesar, le dio fin hace poco, despidiéndose muy a su manera con un poema de Walt Whitman. De todos modos sigue siendo una fuente de descubrimiento e inspiración que mucho recomiendo. Al igual que muchos otros fotógrafos de su generación, se hizo accesible a través de este medio masivo a tutti li mundi, revelándose también como poeta y, sobre todo, como un hombre que no se toma muy en serio y que tiene la valentía de cuestionar tabúes e indagar en la oscuridad.
1 comentario:
Muy atractiva la imagen de la chica con el pollito y la tortuga
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