Hoy, hace exactamente una semana, un terremoto de 7.9 grados en la escala de Richter destruyó gran parte de la ciudad de Ica y los pueblos y caseríos aledaños (así como Chincha y Pisco que se llevó la peor parte).
Viajo con frecuencia a Ica. Pero entre marzo y abril de este año me quedé ahí un mes, trabajando en un proyecto de conservación y reforestación y tuve la oportunidad de conocer a esta ciudad, por la que normalmente paso de largo, de muy cerca. Me pareció, grosso modo, una ciudad absurda, bulliciosa, caótica y basurienta y, desde luego, llena de sorpresas y pequeños encantos –hoy por hoy desgarrada entre el vertiginoso boom agrícola y la desidia y el abandono– todo iluminado por una luz absolutamente maravillosa, como sólo la he visto en pocos lugares. También he conocido a gente excepcional y con algunos ha surgido la amistad. Todos ellos han sobrevivido el fatídico sismo que ocurrió a una hora en que la mayoría salía de su trabajo. Ni pensar en lo terrible que hubiera resultado este suceso en un momento en que los niños se encntraban en clases, o en medio de la noche, por ejemplo, cuando todos dormían. Pero en este caso, la gran mayoría de las 500 y pico víctimas que ha cobrado el terremoto se encontraba asistiendo a misa en las diferentes iglesias, muchas de ellas construcciones hechas de enormes adobes bastante antiguas. Al parecer, ninguna de ellas resistió el terremoto. Los templos se derrumbaron con todo su añoso peso sobre los fieles. He escuchado que en Pisco inclusive hubo gente que en el momento en que empezó a temblar la tierra entró en la catedral a buscar refugio y rezar por su salvación, sólo para encontrar una muerte segura. Aún con esta prueba contundente e irrefutable de que o bien Dios no existe o es un ser absolutamente perverso y malvado, la gente no ha perdido su fe. Junto a los cadáveres fueron también rescatados de los escombros algunas imágenes intactas de vírgenes y santos. No tardaron en llamarlo un “milagro” y colocarlos en algún lugar a la intemperie, donde muchos los siguen venerando. Imágenes ciegas, sordas y mudas, hechas de yeso, madera o piedra. Este es uno de los hechos que más me desconcierta del desenlace que tuvo el terremoto.
A propósito, también en Lima el sismo que llegó a tener una magnitud de 7 grados y duró una eternidad (es decir tres minutos y medio) nos sacudió hasta los fundamentos de la existencia. El 15 de agosto, a partir de las 6:42 p.m., toda Lima, es decir unos 10 millones de habitantes, fue presa durante tres minutos inacabables del desasosiego, pavor y desesperación. (Doy fe de que parecía el fin del mundo.) Estados que aún perduran con los cientos de réplicas que se vienen dando desde entonces. Todos, todos nos hemos visto enfrentados a la total insignificancia, a la total impotencia como seres humanos frente a la fuerza de la naturaleza -al hecho de que en cualquier momento, cuando menos lo esperamos, la tierra puede tragarnos o aplastarnos como hormigas.
Fotos de Pisco en el blog de David79 aquí y aquí
Las imágenes a continuación son imágenes que capturé en los últimos meses, como casi siempre, al margen, de pasada, sin ningún afán turístico ni objetivo preciso, pero que de algún modo ilustran mi sentimiento y sorpresa por esta tierra sureña.
2 comentarios:
Yo pienso de tu pagina , que debes de poner cosas de verdad te juero que eres estupido . Pon cosas que a la gente le interese .
Osea esta bien mal y me arrepiento de entrar a tu pagina lo siento pero haci pienso yo pense que iba ser unas fotos mejores pero no esta es la peor que las otras dissculpame lo siento . Piensa¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Y yo pienso que eres un cobarde, por no dar cara y criticar desde el anonimato. Si no te interesa, si mis fotos te parecen una cojudez, está bien, es tu opinión pero, no tienes por que ponerte en ese plan apocalíptico. Anda ve y reza tus aves marías pa' que el diablo te agarre confesadito...
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