A través de un colectivo de fotógrafos on line, al que he sido invitada como partícipe (la página será estrenada mañana, 1. de junio), he establecido varios contactos interesantes con fotógrafos de todas partes del mundo, especialmente con Llorenç Rosanes, de Cataluña, cuyas fotos me han seducido y atrapado desde el comienzo. Pues bien, en un videíto de promoción para dicha página, hablo de Lima y de su imperativa luz lechosa. La respuesta de Llorenç fue pronta: que no podía ver por ninguna parte esa luz lechosa en mis fotos. Pues bien, por un lado, ni aunque hubiera querido, hubo la oportunidad de fotografiar la bendita luz lechosa, pues aquí en Lima hemos sido regalados con un clima estupendo y días soleados durante meses de meses. Sólo en estos últimos días parece que, ahora sí, ha llegado el invierno. Por el otro lado, esta luz lechosa no invita precisamente a la fotografía, salvo a la de blanco y negro, y aún ahí es difícil. El cielo sale casi blanco, los contrastes borrosos, los colores sucios...Aunque, por el otro lado, y como he escrito anteriormente, son, en este caso, otros los motivos que atraen el ojo, la mirada se vuelve más íntima, más humilde, más apacible, más hacia adentro... Vayan entonces aquí estas fotos con harta luz lechosa para mi amigo cibernético Llorenç Rosanes.





















